Es un otoño del 1942, era las 9 de la mañana, hora de ingreso para un día mas de una rutina que venia con perplejos y espasmos emocionales, pero alguien tenia que hacerlo, era el departamento de asuntos oficiales del la oficina de administración del cuartel del ejercito, la Sra.Dorothy enviudo cuando su hijo tenia aun 1 año de edad, su esposo fue muerto en la primera guerra mundial en 1918 a causa de un proyectil enemigo, al recibir la noticia de tal fatídico y doloroso momento tenia que tomar pastillas para cubrir sus penas, tuvo solo un hijo.
La oficina estaba llena de papeles y máquinas de escribir, un pool llena de secretarias, quienes tenían el trabajo de tipear cartas a los padres que habían perdido a sus hijos en la segunda guerra mundial, los nombres eran diversos como balas en fusiles de un arsenal, nombres de diversos jóvenes que daban su vida por su país, un país que los esperaba con banderas y gracias,pero cuando estos se ausentaban por una entrevista con el deber, llegaban a cambio de ellos a su casa, una bandera y carta de consolación ante profundo pesar, dadas por un oficial del ejercito.
Dorothy, volvía a su casa todas las tardes antes de las 3 pm para cocinar e ir a ver el cuarto de su hijo, donde aun no volvía de su trabajo, la cama aun estaba tendida, prendía el televisor para relajarse, tomarse una ducha caliente, tomar sus pastillas, limpiar el frontis de la casa, regaba la flor amarrilla de la ventana de su cuarto y dormía hasta el día siguiente.
Muy temprano en el trabajo llegaban el nuevo lote de nombres, como es usual cada una de las secretarias tenia su bloque de producción, la Sra.Dorothy cogio la relación que le tocaba, y al cabo de pocos segundos ojeando la primera hoja observo el primer nombre, decía Austin Jones , dirección. 825 Hope Avenue, no lo podía creer, era el hijo de su vecina que vivía al costado de su casa, se cogió la mano derecha a la boca como callando una verdad, se retiro los lentes para secar aquellas lagrimas, con compostura y serenidad tuvo que redactar tal nombre, cada pulsación de la tecla de escribir era un recuerdo cuando lo vio desde niño jugando, conoció a su enamorada de la preparatoria, o cuando rompió una ventana de su casa al jugar beisbol con los niños del barrio, ese recuerdo que solo queda en imágenes difusas, con tan solo pensar que se fue, como decirle a su vecina Sra. Jones que habia perdido a su hijo.
Paso las cartas lacradas a un superior para que hagan el envió a la correspondencia, sabia que la carta iba a llegar a su destino dentro de dos días, fueron dos días de dudas, por que no sabia si decirle a la madre sobre su hijo, o dejarlo en manos de los oficiales....la duda le daba angustia; ya en su casa, se dio un tiempo para tomar Té en su sofa, mirando fijamente una foto en su sala decidió dejárselo a los oficiales tal responsabilidad.
Pasado los dos días, a las 4 pm llegaba un auto oficial de la infantería, con un paso lento, como carroza victoriana, buscando la casa del portador de la carta, relinchaban las llantas con el crujir de la piedras de la pista, la Sra.Dorothy , veia por su ventana entre las persianas el auto del ejercito, donde el vehículo se estaciona, sabia que le llegaba la carta a su vecina, volvían los recuerdos y las imágenes difusas, tomo asiento en su sofá por un momento, se escucha el timbre, mira la cabeza hacia la puerta, se levanta coge la foto de su sala, se dirige con paso tranquilo y sereno al umbral de su casa, con quietud abre la puerta, observa a dos oficiales, uno portando la bandera de su país, y el otro explicando "Buenos días Sra.Dorothy Jones, venimos a darle una penosa noticia, nuestro país esta orgulloso de su ......." etc ...esos etc que solo atinas a mantenerte firme, ella lo hizo con la foto de su hijo en brazos, ese joven que vio desde niño jugando rompiendo las lunas de su casa jugando béisbol, conociendo a su novia en la preparatoria.
En la noche antes de dormir, paso por el cuarto de su hijo, y vio la cama aun tendida, esperando que algún día vuelva de trabajar....de trabajar por su país.
La oficina estaba llena de papeles y máquinas de escribir, un pool llena de secretarias, quienes tenían el trabajo de tipear cartas a los padres que habían perdido a sus hijos en la segunda guerra mundial, los nombres eran diversos como balas en fusiles de un arsenal, nombres de diversos jóvenes que daban su vida por su país, un país que los esperaba con banderas y gracias,pero cuando estos se ausentaban por una entrevista con el deber, llegaban a cambio de ellos a su casa, una bandera y carta de consolación ante profundo pesar, dadas por un oficial del ejercito.
Dorothy, volvía a su casa todas las tardes antes de las 3 pm para cocinar e ir a ver el cuarto de su hijo, donde aun no volvía de su trabajo, la cama aun estaba tendida, prendía el televisor para relajarse, tomarse una ducha caliente, tomar sus pastillas, limpiar el frontis de la casa, regaba la flor amarrilla de la ventana de su cuarto y dormía hasta el día siguiente.
Muy temprano en el trabajo llegaban el nuevo lote de nombres, como es usual cada una de las secretarias tenia su bloque de producción, la Sra.Dorothy cogio la relación que le tocaba, y al cabo de pocos segundos ojeando la primera hoja observo el primer nombre, decía Austin Jones , dirección. 825 Hope Avenue, no lo podía creer, era el hijo de su vecina que vivía al costado de su casa, se cogió la mano derecha a la boca como callando una verdad, se retiro los lentes para secar aquellas lagrimas, con compostura y serenidad tuvo que redactar tal nombre, cada pulsación de la tecla de escribir era un recuerdo cuando lo vio desde niño jugando, conoció a su enamorada de la preparatoria, o cuando rompió una ventana de su casa al jugar beisbol con los niños del barrio, ese recuerdo que solo queda en imágenes difusas, con tan solo pensar que se fue, como decirle a su vecina Sra. Jones que habia perdido a su hijo.
Paso las cartas lacradas a un superior para que hagan el envió a la correspondencia, sabia que la carta iba a llegar a su destino dentro de dos días, fueron dos días de dudas, por que no sabia si decirle a la madre sobre su hijo, o dejarlo en manos de los oficiales....la duda le daba angustia; ya en su casa, se dio un tiempo para tomar Té en su sofa, mirando fijamente una foto en su sala decidió dejárselo a los oficiales tal responsabilidad.
Pasado los dos días, a las 4 pm llegaba un auto oficial de la infantería, con un paso lento, como carroza victoriana, buscando la casa del portador de la carta, relinchaban las llantas con el crujir de la piedras de la pista, la Sra.Dorothy , veia por su ventana entre las persianas el auto del ejercito, donde el vehículo se estaciona, sabia que le llegaba la carta a su vecina, volvían los recuerdos y las imágenes difusas, tomo asiento en su sofá por un momento, se escucha el timbre, mira la cabeza hacia la puerta, se levanta coge la foto de su sala, se dirige con paso tranquilo y sereno al umbral de su casa, con quietud abre la puerta, observa a dos oficiales, uno portando la bandera de su país, y el otro explicando "Buenos días Sra.Dorothy Jones, venimos a darle una penosa noticia, nuestro país esta orgulloso de su ......." etc ...esos etc que solo atinas a mantenerte firme, ella lo hizo con la foto de su hijo en brazos, ese joven que vio desde niño jugando rompiendo las lunas de su casa jugando béisbol, conociendo a su novia en la preparatoria.
En la noche antes de dormir, paso por el cuarto de su hijo, y vio la cama aun tendida, esperando que algún día vuelva de trabajar....de trabajar por su país.
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