viernes, 3 de septiembre de 2010

Silba mono


La temperatura llegaba a los 34 grados Celsius, en una ciudad recóndita de la selva peruana, habitada por gente amable y de amor extenso como sus bosques, aunque algunos talen esperanzas siempre se planta un corazón, entre los espesos verdes tropicales se dibujaba una barrio pintoresco llamado "7 de Julio", en este pueblo apacible había un grupo de amigos que andaban por doquier, con travesuras y pilluelas, se denominaban así mismos los "Bravos", 7 eran los integrantes de esta banda de jóvenes que con apenas 13 años de edad habían colmado la paciencia de varios vecinos, el colegio y las chicas del lugar.

Entre sus canalladas estaba el robo de una carta de amor, el autor del escrito era nada mas el director del colegio, dirigido a una profesora llamada Lidia, estos bribones teniendo en su poder tal botín, lo publicaron en la puerta del centro escolar, el director no sabia donde poner la cara de vergüenza, aludiendo de forma oficial posteriormente que todo había sido una mala broma de alguien que desea ponerlo en mal pie, tal fue el tropiezo que meses después, tuvo una hija con la profesora, algunos decían con animosos comentarios, que el director deseaba mas membresía en su recinto educativo ; o de la vez que vertieron una planta, que tenia propiedades de laxante, todas sus hojas fueron a parar en la olla donde servían leche a todos los estudiantes, como cada mañana; cuando fueron atrapados, argumentaban que el animo de su acto era la de bajar de peso a todos sus compañeros, como cautela dícese ellos, para reducir el presupuesto en alimentación al centro escolar, a cambio por parte de la dirección y los profesores recibieron 0 en conducta y correr por 3 horas en las canchas de futbol, pero como dicen que el ocio es madre de todos los vicios, estos ya pensaban en su siguiente jugada .

Había una plan mas maquiavélico, uno que tramaban desde algunas fechas, el plan era simple y concreto, cuando las niñas de su salón de clases salieran, le harían el famoso "Timbre", tal plan debían tramarlo con la inteligencia y astucia que se pueda calcular, por que un error era fatal, la planificación solo duro unos cuantos minutos (es que planificación en idioma juvenil es minutos y los segundos son puntadas a las estrategias), todo se elucubro en la casa de "Pochito", el articulador de ideas y autor intelectual de muchas de otras bromas pesadas.

Al pasar las 12 meridiano del día siguiente, terminaban las clases en el colegio, alumnos alegres y animosos salían de su recinto estudiantil, con aspecto infantil los "Bravos" por otro lado salieron antes de clases para estar posicionados en sus puestos, prestos para el ataque, su objetivo era claro, las compañeras del salón de clases serian las victimas.

Cuando el grupo de estas jovencitas salían, los granujas corrían, tras la señal de "Pochito" , como aviones caza con velocidad intrépida y correr atemorizante, se posicionaban al frente de sus compañeras, ni dando saludos o despedidas, ni guiños y muecas, alzaban su mano derecha y con el dedo índice se posicionaban en los pechos de las féminas damas, como grito de batalla decían "Tiembre...ringgggggggg"....como lleva el alma, después de hacer su cometido, se ponían a correr, la chicas por su parte los perseguían entre calles y corredores, dado que estos petizos tenían capacidad de gacelas, nunca llegaron a agarrar a estos ladrones de dignidades.

Al caer la tarde las chicas, se reunieron y prometieron no decir nada a sus papas, se había vuelto algo personal y esto debía acabar, la vendetta recién comenzaba, tramaron para ello darles una lección que no debían olvidar; una dijo el máximo castigo: "Silba Mono", se miraron todas ellas y aceptaron en accionar tal punición.

El punto era agarrar a "Pochito", el cabecilla de todos, para esto a la hora de salida del colegio una semana después de lo ocurrido, el mozuelo iba rumbo a su casa, con una mano al bolsillo y la otra con su bolsa, llevando consigo sus libros de estudio, todo campante y ladeado, caminaba como si no hubiese mas problemas que su cuaderno de matemáticas; ya entre las plantaciones de bananas y árboles medicinales, se bosqueja las figuras de unas chicas, como amazonas en el furor de la batalla, corrieron tras "Pochito", al percatarse este, que una banda se acercaba a él, retrocedió y corrió en dirección contraria, pero lo que no sabia es que había caído en una emboscada, aturdido por el hecho se tropezó entre movimientos, cuando se levanta, ya tenia a todas las chicas alrededor de él, con el animo de salirse del circulo de la venganza, arremetió contra una de ellas, pero todas lo agarraron, entre forcejeos una de ellas le dijo te soltamos si "Silbas Mono" , los ojos del joven se aterrorizaron, artífice de grandes bromas, nunca pensó estar en una situación como esta, entre pensamiento y pensamiento, su Némesis le cogio esa parte que a los varones les facilita el uso de ser los machos, ese carnet al club del baño de hombres, el pistillo que no se debe tocar; "Pochito" en ese instante se puso rojo, ante el dolor calamitoso, la joven atrevida y firme en su trabajo, le dijo "Silba....Silba.....Silba...y te soltamos", la victima trataba de dar una nota aguda en viento, pero solo daba notas graves, entre intentos y tormentos, da un pitillo leve, el castigo termina lentamente y el joven toma conciencia de lo sucedido, como absuelto de culpas en la inquisición de estas amazonas, un fuente ovejuna de la selva.

La joven de tez cobriza le indica que nunca mas debe hacer un mala broma, el sosegado "Pochito" se levanta con cabeza baja, sacudiéndose su ropa y con una mirada de tristeza, las chicas se despejaron de él al ver este hecho, el adolescente levanta el rostro hacia ella, todavía con los dolores propios del escarmiento, sus labios atinaban a pronunciar unas palabras, algunas ya pensaban en llanto, otras en un súplica, otras en como darle el perdón ante tal cuadro compasivo, el joven levanta su mano como dando la mano, ella levanta lentamente como modo de cortesía, al fin al cabo, lo cortes no quita lo valiente, "Pochito" levanta mas la mano de lo permitido y presiona algo que no debía hacer, y le dice "ringggg...", el ladrón de dignidades volvía a la carga, con un intrépido final escape.

Al caer la noche, aun en el barrio "7 de Julio", las chicas seguían correteando a un escurridizo joven por la calles, para ver si, aun los monos silban.

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