viernes, 22 de julio de 2011

Patuno una hormiga común

En la colonia de hormigas "Watami" donde reinaba la tranquilidad y el orden, se dibujaba la imagen del líder "Patuno", el corregidor de las travesuras, el capataz del incapaz, equilibrio de las sonatas chillidas, la disciplina del chueco, el amante de las cartas por colores y números secuenciales; el personal idóneo para el manejo de hormigas obreras; cada mañana el líder, se bañaba con el rocio de la hierba floreciente, peinaba calmadamente sus largas antenas, se echaba perfume con olor a margaritas para que las nenas quedaran maravilladas; paso rápido iba tranquilamente a su centro de labores entre estrellas de luz conformado por la dualidad de los botones de agua en la hojas.

El gerente de la sección le designaba como cada día, cual era la cuota de comida que debía traer el batallon de hormigas,  las rutas que seguirían e investigar, como también los ratios de satisfacción para las bodegas de almacenamiento; "Patuno" siempre recibía y aceptaba, con sonrisa pretoriana alzaba sus cejas enormes y lanzaba su grito de guerra "Si señor, así se hará", al salir de la oficina del superior jefe respiraba hondo, miraba alrededor de él, observando quien podría obstaculizar su aura, este apretaba sus folders llenos de retos numéricos, con calma iba caminando y evaluando el trabajo de los empleados , "afinare por aquí ...mejorare por allá...reventare por aquí... ". "Patuno" no era de las hormigas que perdía el tiempo a la hora de conversar con los subalternos, en las reuniones citaba a una hora exacta, con su reloj solar marcaba el inicio y fin de las explicaciones, sentada en un sillón de cañitas tomaba asistencia su gentil y agradable asistente, él siempre iniciaba la platica con un "Bueno
amigos, hemos tenido una noticia de nuestra gerencia"..."no los defraudaremos"...."las cosas son hechas bajo este modo"...."listo, así son las cosas"...."somos los mejores" sazonados con mas patatin y mas patatan...."Patuno" tenia una vida soñada, donde lo monótono iba en tono con el color plomo; cierto día una ventisca fuerte azotaba la comarca, se pedía por perifoneo que todos ingresaran para un resguardo seguro, soplaba el viento como la viva voz del aturdo rompeolas, familias enteras se protegían con lo que podían, y en el momento menos pensado por los aires apareció nuestra particular hormiga, gritando a chillazos auxilios, junto a él en la nada, encontraba hojas, petalos, peluzas y todo aquello que deambula en una película muda del bosque.

Caído nuestro gentil amigo, un rayo de sol raspaba su ojo al día siguiente, con lentitud se levantaba después de una fiesta con la naturaleza, donde los abombados invitados habían dejado regado todas sus pertenencias; miraba atónito de un lado a otro, esperando encontrar su añorado libro de cuentas o sus botitas bien lustradas, tal vez si quiera alguien a quien gritar? se podrá madre naturaleza hacer ese inmenso favor?, se preguntaba "Patuno", que la suerte le había jugado una mala pasada, con su cabeza abajo trituraba sus dientes de amargura por el desdichado destino.

Recorriendo el micro-frondoso-boscoso y húmedos lugar, diviso un pueblo de hormigas, con asombro y observaba como era esa nueva comarca, presuroso pudo conseguir un empleo de supervisor en una tienda de golosinas, donde existia toda clase de marcas (agradecimientos a los gentiles humanos por sus valiosas contribuciones en el suelo); pero "Patuno" no era el mismo en su hábitat, sin reglas y sin control, su labor consistía en ver que las jovenes
hormigas consumieran una porción de azúcar de colores, tuvo que adecuar su calculador manera en motivador manera y somera fuera su forma de expresar sus decisiones optaba por escuchar y mas aún decidir sus ideas, mas participaba y dejaba participar, jugaba al trabajo y su entorno se volvió mas dulce. Y colorín colorado este cuento "Patuno" ha terminado.

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