jueves, 4 de febrero de 2010

EL voluntario


La noche estaba por caer, la tarde daba un buen espectáculo con un cielo hermoso, las luces del astro rey se estaban dilatando en azul teñido por las nubes fugaces, esas nubes que son deliciosos algodones dulces, las aves revoloteaban, iban y venían de varios lados, pero en el suelo solo había calamidad, temor y tristeza, una escenario de dicotomía, que no seguía la armonía del cielo, Ica al sur de Lima a mas de 5 horas, había tenido una sacudida de la naturaleza en su centro urbano, se había salido el río que estaba al margen izquierdo de la ciudad, llevando varias casas consigo, solo las calles daban la vista de melancolía, el agua del desagüe, animales muertos, entre otros objetos se regaban por todos lados, era imposible caminar por esa vía, llegaba a 1 metro de altura todo el fango licuado, el temor de que vuelva a ocurrir lo mismo en cualquier momento, era una temor de masas, un contingente de jóvenes voluntarios de Lima, tenia el trabajo de ir a unos de los lados mas afectados del río y cubriesen con barricadas de sacos de arena, para que el caudal del río no siguiera con sus jugarretas climáticas, estos 100 jóvenes al final del día, exhaustos debían dirigirse a un lugar para ordenar una cantidad exorbitante de ropa junta, para clasificarla, ponerla en sacos y remendar si era necesario, todo esto se desarrollaba en las instalaciones militares de la provincia de Ica, ya terminada esta acción todos se sentaron, exhaustos, tomando agua, otros echados por que sabían que seguiría el trabajo.

De pronto una sirena suena en la base militar, todos se ponen nerviosos, se observa que algunos Jeeps empiezan a prender motores, se daba un sonido de alarma, pasa por nuestro costado un militar y solo nos atina a decir: “Desborde de río…”, en nuestras mentes “Dejamos mal los sacos de arena?”, un coronel de la infantería se pone en frente de las 100 personas voluntarias y lanza un llamado “Todo aquel, que sepa rescate, técnicas de supervivencia o técnica de cuerdas, venga para aquí en mi frente”.

Salieron 4 personas de las 100 una tras de otra, el Coronel indico, “Señores, el llamado es para que nos acompañen a rescatar a personas que han quedado en el medio de un desborde río, son alrededor de 20 individuos”, cerciorándose que haya sido correcto su selección tomo lista a cada uno:
Coronel: “Usted, que es?”
Voluntario 1: “Soy brigadista de la Cruz roja”, vacilante su mirada observo al siguiente,
Coronel: “Usted, que es?”
Voluntario 2: “Soy bombero, experto en rescates”, la sonrisa le daba buen brío, al Coronel.
Coronel: “Usted, que es?”
Voluntario 3: “Mi coronel, he sido mayor de la infantería, y conozco de supervivencia”, la alegría de ver a un camarada.
Coronel: “Usted, que es?”
El Voluntario: “Soy voluntario”, el Coronel sin explicación alguna y dando de ilógico la respuesta, pregunto de nuevo, “Voluntario?”, este joven henchido su pecho dio vista de valor y coraje, típico de un héroe lanzando al ruedo de la acción, el Coronel con mirada cauta le dijo “Joven, aquí no basta con ser voluntario”, y se retiraron los 3 voluntarios expertos y el Coronel a la tarea encomendada, mientras EL voluntario, camino a donde todos estaban todos los voluntarios con la cabeza baja por la impresión de la respuesta, y se daba pregunta rechinando “Pero no consta solo ser voluntario?”, “Acaso no vio mi actitud?” “Soy El voluntario…” “Soy El voluntario…”.

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