miércoles, 27 de agosto de 2014

No deseo ser Rey

Les contare la historia sobre un reino lejano, donde los sauces crecen libres sin que un hombre las abrace con filudos serruchos, donde los berros germinan frescamente, donde las golondrinas juegan a las atrapadas entre los tejados de las casas, donde las arañas pueden hacer sus telares sin pensar en venderlas a un intermediario, donde las ardillas hagan trueque de nueces por caña de azúcar, en ese mismo reino había una curiosa forma de elegir al soberano rey.
 
La decisión del mandato del nuevo soberano monarca dependía de un consejo de añejos sabios hombres, quienes determinaban quien serviría al reino, cuando el rey vigente fallecía estos hombres buscaban entre los pueblos al hombre o mujer en tomar su puesto; en una noche fría la dama oscura ingreso al dormitorio del rey y le dio el beso que lo llevaría a cerrar las ventanas de su vida y dar la oportunidad a otro miembro del reino.
 
Los viejos propusieron en buscar al próximo líder, tenían conocimiento que existía de un hombre humilde que se desempeñaba como sembrador, quien tenia el cuidado necesario en su profesión, hombre gentil y cordial, no dudaba en dar consejos y atendía al débil como si fuese él mismo; "Ese hombre debe ser nuestro rey" decían los viejos, raudamente en carruajes se dirigieron a la choza de la humilde familia de este hombre.
 
Al bajar por la escalinata del carruaje los viejos distinguieron el campo verde y el orden que proveía el paisaje calmado de aquella pequeña granja, se dejaron llevar hasta la puerta y suavemente tocaron el madero rectangular, ante el asombro de la familia que dejo ingresar como el viento, la suma de centenas de años añejos añorados de tiempo a su hogar.
 
Los viejos le dieron la decisión del consejo que él seria el nuevo rey del reino, y le pidieron por protocolo su opinión, este con mirada baja y las manos juntas entre el pecho les dijo "Agradezco el honor que me hacen, pero No deseo ser Rey", las bocas comenzaron a abrirse de asombro; el más viejo de todos con  el peso de la sabiduría, con temple pidió una explicación, el hombre se sentó y dijo "mi propósito en la vida es servir a cada uno, no a un todo; cuando veo a una ave con una ala rota me gusta estar con ella y darle todo mi afecto, alivio para mi trabajo; la corte y sus problemas son enormes para este pequeño hombre que soy, la economía y el tesoro de la corona me es inexplicable , mi conocimiento es poca", agregando "no deseo vuestra gratitud a este pequeño hombre, disculpen si les hice perder el tiempo".
 
El viejo de viejos tomo la palabra y con una leve sonrisa dijo "Aquel que no desee ser rey , debe ser Rey".

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